domingo, 14 de enero de 2007

Sobre alguna virtud.



Pasito a pasito, avanzo un poquito... Es lo que nos enseñan desde pequeños y quizá, de las cosas que más nos cuesta aprender.

Dicen que la paciencia es una virtud y, si paramos un momento, es fácil ver que la paciencia y el tiempo son grandes amigos que han puesto alguna vez las cosas en su lugar.

Así que, mientras la paciencia y el tiempo hacen su trabajo, me dedicaré a mirarme el ombligo un poco y otro poco a mirar cómo se lo miran los demás. Pero, luego, volveremos a nuestro ombligo.

Eso es lo que solemos pensar más de un@ cuando algo no marcha como nos gustaría, hasta que nos damos cuenta que hay que echar una mano a la paciencia y al tiempo.


Pero no es absurdo pensar que, en un primer momento, somos nosotros mismos los que tendemos la mano, lo que ocurre es que necesitamos que alguien esté al otro lado para cogerla.
Por eso existe gente a nuestro alrededor que nos demuestra cosntantemente que soporta con creces tantas "sorpresas" de cada uno de nosotr@s.


Se podría decir que tienen mucha paciencia y que lo podría hacer cualquiera que realmente gozara de ese don, pero no es así porque hay una diferencia. No es paciencia, es amor.