viernes, 30 de marzo de 2007

El descubrimiento de un gran poder


Os presento una pequeña historia que nació un día... casualmente.


Desvelador, el superhéroe que no duerme porque vigila que se guarde el orden y la paz durante la noche en su ciudad.


Desvelador tiene una identidad secreta, que es esa, Desvelador.


En su vida, habitualmente, trabaja de panadero, hace postres y tiene helados Häagen Dazs. Su panadería, situada entre un comercio de bisutería y una juguetería, es pequeña y modesta.


Desvelador amasa y hornea toda clase de pan y cada semana la dedica a un pan de diferentes partes del mundo (real o fantástico), realizado según la receta original.


Le encanta su trabajo y, cuando se va acercando la hora de cenar, después de haber atendido a todos los niños y niñas que van a su tienda para comprar su mirienda, se reserva un momento para tomarse un helado Häagen Dazs de fresas con nueces.


No puedo decirte el nombre de nuestro panadero, es secreto, porque si lo hiciera, todo el mundo sabría de quién hablamos, su identidad se haría pública y tendría que abandonar su panadería. Dejaría de ser un superhéroe guay y sería como cualquier cantante o actor famosillo.


El caso es que a su panadería van todos los días las gentes del barrio. Entre ellas, hay una madre que lleva a su hijo de dos años con ella. Este niño tiene parálisis cerebral, pero es un encanto.


Por ese motivo, nuestro superpanadero le tiene un cariño muy especial y le dice que, cuando crezca, le enseñará a hacer esos panes tan buenos que les gustan tanto a la gente.


Desvelador siempre supo que ese niño poseía cierto misterio, algo que le hacía especial y comprendío que debía descubrir de qué se trataba y, algún día, ese niño demostraría su valor.


Una noche, estaba nuestro cocinero calentando un poco de pan para cenar ( él siempre cena con pan calentito, es una buena costumbre que heredó de su madre), subió a la azotea a cenar mientras observaba la ciudad.


La noche era clara y nuestro panadero estaba terminando su cena, todo estaba tranquilo, había circulación en la M-30, dirección sur, y las luces del concierto de las Ventas iluminaba el centro de un conjunto de edificios.


Desvelador terminó su cena y, tras llevar los cacharros a su cocina, regresó al mismo lugar en que había cenado para seguir con su tarea.


Nunca se mueve de su puesto de vigilancia, salvo que haya algun peligro o urgencia a la que acudir, pero ese día, decidió que el día había sido muy largo y tenía que disfrutar de la noche.


No fue a Huertas como haría más de uno para disfrutar de la noche, ni se fue a un japonés ni tampoco a ver a quién podía ver en los preestrenos de los cines. Sólo fue a pasear por los jardines de su barrio, eso sí, estaría siempre alerta.


Paseando entre los jardines, se sentó en el borde de una pequeña fuente del ayuntamiento. El ayuntamiento de esa ciudad pone fuentes feas y, a veces, hasta huelen mal, pero esa fuente era de otro ayuntamiento. La habían enviado de Japón como regalo para el barrio, por una niña que vivía allí y que ganó un concurso de diseño de objetos detectivescos en su país.


La fuente era bonita, moderna y muy elegante. Le daba un toque oriental muy exótico al jardín. El agua nunca olía mal ni estaba sucia. Allí sentado, miraba en el agua el reflejo blanco de la luz de las ventanas del edificio que tenía detrás.


De forma lejana, oía hablar a alguien. Le llegaban levemente las voces de los últimos trabajadores que volvían a sus casas, tras su jornada.


Disfrutando de este silencio y este clima, se dio cuenta de que en una de las ventanas, de repente, el resplandor dejó de ser blanco. No desapareció, sino que cambió de color. Diría que se trataba de un color malva o verde o rojo, pero no puedo, porque no lo era. Era un color brillante, plateado y morado a la vez. Resultaba raro y atractivo.


Desvelador no sabía de qué se trataba, dejó de mirar el reflejo e intentó buscar la ventana de la que procedían esas luces. Y l a encontró.


Reptó por la pared (Desvelador puede tener los poderes que quiera, siempre que no se los quite a otro superhéroe que los haya patentado) y, cuando llegó a la ventana, se asomó con mucha precaución y, ¿sabes qué vio? Era el niño del que habíamos hablado antes, aquel niño con un halo especial.


Estaba durmiendo y el resplandor procedía de su pecho. Era muy pequeño y no era consciente de lo que poseía y, aún menos podía controlarlo pero, como Desvelador sospechaba, ese niño era especial.


jueves, 22 de marzo de 2007

Como respirar



Esa mujer que veis en la imagen no es otra que la bailarina de fusión tribal a la que más admiro y que, además, es una gran persona y mi profa, alias, Morgana. Hubiera preferido poner una foto demostrando su arte y poderío, jejeje... cuando la consiga, lo arreglo.

He decidido dedicarle mi post a ella y al mundo que nos acerca a muchas nuevas o veteranas en él porque, si la danza oriental empezó a formar parte de mí hace poco más de un año, resulta que lo que ella ha creado es lo que realmente me llena.

Así que estoy superagradecida por compartir sus conocimientos, por su generosidad, por muchos detalles que tienen y por lo que, directa o indirectamente, hacen por mí y, aunque sé que no deja de ser su negocio y su forma de vida, son especiales y lo transmiten en aquello que hacen.

A mí, como a muchas más personas, nos dan el aire para respirar. Si ahora me quitaran las clases... ¡¡¡me iría de compras!!! digo... ejem, es broma...


Supongo que si tuviera que dejar de vivirlo sería porque no me quedaría más alternativa, pero sería como cortarle alas a un águila o como dejar a un café sin su aroma.

No he sido yo, pero éste ha sido un gran descubrimiento en el mejor momento.