jueves, 4 de enero de 2007

De repente, en mi propio laberinto.


Qué difícil es esto de sentir. Últimamente estoy comprobando cómo es cierto eso de que las cosas cambian de un día para otro. Lo complicado que es comprender lo que pasa a nuestro alrededor. Un día soy una princesa y al día siguiente, esa princesa muere. El por qué, lo respeto.

Comencé a querer a alguien que ha decidido volar para luchar contra antiguos demonios. Gracias por tu sinceridad. Gracias por tus gestos, tus miradas, tus sonrisas y tus palabras. Gracias por este regalo. Ahora me quedo aquí, con una parte menos de mí que te has llevado. Quizá regreses acompañando a las estrellas con las que te fuiste. Estaré en mi laberinto.

Mientras, seguiré en busca de mi lugar. Mientras, se me escapa la vida.

Sólo hoy miraré atrás, después, seguiré adelante.

Qué injusto querer y luego no querer.

Gracias por vuestras manos que, al estrecharse con las mías, me guían hacia la claridad.

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