Un rastro serpenteante, pequeñas pisadas con membranas, colores azules y verdes sobre otros grises y cálidos terrosos. Un horizonte azabache, tormentoso, rocoso y de quietud. Leves relieves arenosos que fueron ardientes ascuas y cenizas...
Sólo una demostración de lo más impresionante, lo que fue y volverá a ser la naturaleza en estado puro. Las entrañas de la fuerza y la furia en movimiento, la vida y la armonía.
¿Destrucción o creación? Como resultado, la muerte sobre la vida interior y aislados lechos de vida en la mortal superficie. Impresionantes e ilógicas estructuras enredadas a la vez que equilibradas...
Un pedacito de paraíso de belleza racial.
sábado, 25 de agosto de 2007
Mi visita al Parque Timanfaya
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario